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Taller intensivo acerca de cómo crear tu propia realidad con Joe Dispenza |
¿A QUÉ EMOCIÓN SOY ADICTO?
Dice el Dr. Miguel Ruiz, que «no hay razón para sufrir, que la única razón por la que sufrimos, es porque así nosotros lo exigimos. Si observamos nuestra vida encontraremos muchas escusas para sufrir, pero ninguna razón válida. Lo mismo es aplicable a la felicidad. La única razón por la que somos felices es porque nosotros decidimos ser felices. La felicidad es una elección, como también lo es el sufrimiento.»
Y yo me pregunto «¿por qué seguimos sufriendo?»
Seguimos sufriendo porque nos hemos vuelto adictos a ese estado de ser. De la misma manera que un alcohólico necesita el alcohol, o un drogadicto necesita las drogas, nuestro cerebro segrega sustancias (péptidos hipotalámicos) en respuesta a los pensamientos que tenemos, que se distribuyen por las células de nuestro cuerpo y nos hacen sentir de la misma manera en que pensamos. Cuando repetimos esos pensamientos de manera habitual en nuestra vida diaria, acabamos por convertir ese estado del ser en nuestra identidad y nos autoconvencemos de que así somos, que lo nuestro es genético, que nos viene de nuestros padres, o que se debe a una infancia difícil,.. encontramos muchas justificaciones para nuestra forma de ser. Y mientras vivamos esclavos de esas emociones, quiere decir que vivimos en el pasado, repitiendo los mismos pensamientos, sintiendo las mismas emociones y comportándonos de la misma manera una y otra vez.
Pero llega un día, habitualmente a los 40 años, en que decidimos que no queremos seguir sufriendo y que queremos actuar de manera diferente (o eso creemos). Empezamos con un chute de energía que nos permite anular (temporalmente) algunos de los pensamientos que nos limitan, y por unos momentos nos empezamos a sentir diferente, a sentir que el cambio es posible. Pero, al cabo de poco tiempo, regresamos a nuestras conductas habituales.
¿Por qué?
Porque el cuerpo se transforma en un caos a causa de la privación de las sustancias químicas a las que estaba acostumbrado y no puede recuperar su equilibrio. En ese momento, nos bombardeará con todo tipo de impulsos y empezaremos a escuchar en nuestra cabeza las típicas frases de: ¡Mejor empieza mañana!¡Tú no tienes la suficiente fuerza de voluntad! ¡Si lo tuyo es genético!…estos pensamientos no son conscientes; es nuestro cuerpo quien nos dice que hacer y qué pensar, el que lleva las riendas.
La clave para poder cambiar está en cambiar nuestro cerebro para poder así cambiar nuestra realidad, porque lo que la mente es capaz de creer es capaz de crear. Tan solo cuando logramos imponer deliberadamente nuestra voluntad a través del uso del lóbulo frontal alcanzamos la calma y el control necesarios para romper el ciclo de respuestas quimicas y neurológicas que gobiernan y determinan la mayor parte de nuestra personalidad, las alternativas que escogemos y las reacciones que ponemos en marcha.
¿Cómo lo podemos hacer?
El Dr. Joe Dispenza en sus libros «Desarrolla tu cerebro» y «Deja de ser tú» explica como crear nuevas redes neuronales que permiten crear un nuevo cerebro y así crear una nueva realidad. El lóbulo frontal, responsable de la intención, la atención, la voluntad y la libre elección, es el que empieza a pensar en el universo de posibilidades. Cuando ese pensamiento se convierte en experiencia, se crean nuevos circuitos neuronales (neuroplasticidad), pero para ello, hemos de silenciar al cuerpo.
La meditación nos permite estar presentes, silenciar nuestro cuerpo y poner atención, elevar nuestra energía disminuyendo la frecuencia de nuestras ondas cerebrales y afectar así, el campo cuántico de posibilidades; CREANDO UNA NUEVA REALIDAD.
Moltes gràcies Marta pel teu article es ben cert i molt inspirador! Una forta abraçada,
Chus