¿Somos lo que comemos o comemos lo que somos?
La Alimentación Física y la Alimentación Emocional
La alimentación física y la alimentación emocional están íntimamente relacionadas desde nuestro nacimiento ya que desde que nacemos el acto de comer está ligado al desarrollo de las emociones. Una alimentación sana en la edad adulta viene condicionada por los vínculos afectivos que establece el niño fundamentalmente con la madre.
La alimentación emocional condiciona por tanto la alimentación física.
A lo largo de mi trayectoria profesional me he dado cuenta de que un porcentaje importante de la población no se alimenta bien, no porque no quiera, sino porque no sabe cómo hacerlo. Aprendemos a comer de lo que nos explican nuestras madres, que aprendieron de nuestras abuelas, pero a ellas tampoco nadie las enseñó.
Pero comer no es solo nutrirse. La comida es algo más que un acto que nos permite cubrir nuestras necesidades energéticas; es una forma de expresar nuestras emociones y nuestros sentimientos; es una forma de comunicarnos con nuestro entorno y de socializar.
Es el primero de nuestros aprendizajes sociales, y está ligado a nuestras primeras experiencias ya como bebés, y a la construcción de nuestras emociones.
Desafortunadamente muchos de nosotros crecemos con carencias afectivas y de adultos buscamos con la comida satisfacer el vacío que sentimos por una ausencia, paliar el estrés que nos genera una situación laboral, o aliviar un conflicto familiar con un padre o una madre demasiado estrictos o sobreprotectores.
Por otra parte las campañas de marketing publicitario se han encargado de hacernos creer que una taza de chocolate caliente nos aliviará nuestra tristeza, que un buen café en compañía de unos amigos es la mejor manera de empezar el día, que debemos celebrar nuestros logros con una comida copiosa habitualmente grasosa o excesiva…
Si a todo lo mencionado anteriormente añadimos que algunas personas no saben canalizar las emociones de manera adecuada y utilizan la comida para resolver o apaciguar un conflicto emocional, la combinación de todo ello nos lleva al coctel de la alimentación emocional.
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